Prendida a mi cuello,
la gargantilla de cristales de roca, perlas y nácar.
Prendida a mi cuello,
esta gargantilla de suspiros, arraigados, reprimidos en mi garganta.
Prendida a mi alma,
esta angustia salada como el mar,
éste mar que se retroalimenta con la tormenta.
El sol quema mis pestañas .
El sol adolescente de la mañana desvanece la nitidez en mi percepción del universo,
en la percepción de mi misma.
Estos ojos son soledad, sumergidos en pensamientos.
Estos ojos subversivos se desplazan de mi rostro y viajan libres de la mente represora,
Ahora, cercanía es genuinamente sinónimo de su antónimo.
En este momento no diviso la frontera entre triunfos y caídas,
todo es lo mismo.
Cuánta mezquindad. ¡Qué orgía psiquica!
Mis ojos penetran en el cielo, atraviesan el agua de las nubes,
el agua que el algodón escurre sobre la piel de la Madre Tierra,
esa piel que fue dueña de una vitalidad, riqueza y tersura innatas
Y ahora la aspereza reina sobre ella,
del mismo modo que la incertidumbre gobierna mi vida actual.
Incertidumbre:
¡Qué palabra más afilada, áspera, amarga y aguda!
Mi cuerpo y alma están anestesiados y sumergidos en esta sinestesia.
Me siento inmóvil intentando nadar…
entre estas olas, tragando agua y sal.
Tragando lágrimas,
Lágrimas como el agua precipitando del cielo,
y descansando en el mar,
Angustia salada como las olas
e incertidumbre como la misma amplitud de la costa,
cubierta de arena,
y los muelles, rodeados de rocas.
6.6.08
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1 comentarios:
Que hermosa imagen amiga!
porque escribis tan lindo?
te quiero mucho
l y n n .
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