Con serenidad y lentitud se ahorra tiempo, energía, seguridad y salud.
A veces me dejo succionar por la vorágine urbana, y mi corazón, como mi mente, aceleran sus actitudes. Soy la responsable de que ellos se fatiguen, y a veces se sientan desmotivados.
Paradójicamente, cuánto mas prisa tengo en llegar a mi meta, más me demoro, y con mas piedras tropiezo por arrebatada.
Aprendí que no importa la cantidad de tiempo, sino la calidad de las pulsaciones que acompañan el ritmo de mi reloj interno.
Prefiero tomarme el tiempo necesario para resolver cada circunstancia que se me presenta.
Porque cuando me relajo, florece en mí la confianza, las buenas ideas, la armonía, el optimismo y la creatividad.
Siento que racionalizando y relativizando algunos factores, soy sueña de una cierta garantía que promete regalarme el triunfo.
Creo que soy una persona “intuitiva”. Por lo general, percibo la vida y a las personas acertadamente.
Soy analítica y autoexigente, un arma de doble filo, ya que a veces no sé si es un defecto o una virtud.
¿Soy feliz? Es una pregunta introspectiva que nunca supe responder objetivamente.
No sé si soy feliz, sólo sé que tengo momentos de alegría y euforia.
Siento un vacío, algo me falta. Es un hueco que no se llena con nada de todas las cosas buenas que me pasan. Es como si esas cosas se acumularan en otros lados, pero no encienden mi corazón.
Valoro las “fáciles”, “difíciles”, “buenas” y “malas” cosas que me suceden. Sé que por algo ocurren. Todo tiene un mensaje en este universo lleno de códigos.
Hoy tengo la certeza de que ese vacío es la carencia del amor que sólo vive en mis sueños, y escrito en mi destino tal vez, por la mano de un dios que no conozco aún.
Necesito encontrar ese amor dispuesto a viajar conmigo a través del tiempo, ese Hombre que me haga sentir una princesa del siglo XVIII.
3.5.08
Serena
Etiquetas: Armonía
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